Más.

Por ser débil, por no poder mantener una palabra se hunden en la mierda las almas perdidas en el camino.
Ambos se rinden, se miran, desconfían el uno del otro, pero prefieren callar. El último beso, parece de mentira, como si ni siquiera lo fueran a recordar, como si fuera en una dimensión paralela. Se aclaran lo mucho que se quieren mientras las palabras resbalan y se escuchan a la distancia. Las preguntas son infinitas, no hay un porqué válido. Las lágrimas son también de mentira...
La responsabilidad no es compartida cuando un ser es egoísta, cuando no sabe vivir o cuando quiere seguir siendo parte de un cuento de hadas por siempre.
Ya no se miran, ya no se sienten. Cada uno toma su camino, un camino que quizá nunca volverá a juntarse y lo que juraron que duraría siempre acaba sin mas.

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