¿Amor?

Es lo único que puedo ofrecer, deseemos mutuamente nuestros cuerpos, besémonos hasta que nuestros labios se rindan, olvídate de las personas, disfruta de los gatos que nos miran curiosos; hoy solo somos tú y yo, mañana podrás hacerlo con alguien más, ahí, acá, en todas partes y en ningún lugar.
Hagamos el amor como si fuera la primera vez que nos vemos desnudas, con seguridad, con ansiedad, como si conociéramos cada rincón de nuestros cuerpos, como si nos amaramos hace años.

Hoy duermes conmigo, me besas a mí, creces a mi lado, sonríes sin preocupaciones, sueñas obscenidades, vives una fantasía, luchas en tu realidad; aún así, vives sola.


Raíces

Algunas veces creí que ya no te amaba, pero cada vez que pensaba en ti te amaba un poco. Era un amor distinto, una mezcla entre maduro y completo, un amor que no dolía: No te necesitaba, tampoco necesitaba de tu amor o tus palabras.

Hoy te amo por lo que me has enseñado y por lo que me dejaste. Por la buena ortografía y por los libros sin terminar, por la buena comida, por las tardes desnudas, por los brindis ingenuos, por los planes que descansan en tu cabeza, por los límites rotos, por los besos que no nos dimos, por las películas perdidas, por las discusiones absurdas, por tus argumentos indestructibles y por la fuerza que sentí cada vez que desperté contigo.

Eres un recuerdo atado a mis raíces: 
no puedes crecer, tampoco morir.

Infinito


Me lo has dicho en cada idioma de los que sabes hablar, incluso más. Quizá me lo dijiste en lenguajes que aún no conozco.

Te amo también, pero nuestras vidas son simples caminos paralelos. Te espero en el infinito.

"Como quieres ser mi amiga, si por ti daría la vida."

Pequeña inmensidad

Fue una pausa eterna de solo unos pocos segundos y sentí lo más grande que he sentido nunca: te vi abajo de mí, miré el cuarto en el nos encontrábamos, lo pequeño que era. Pensé en el dormitorio que estaba en una ciudad enorme, con alrededor de seis millones de personas, pero la ciudad también quedó pequeña, inmersa en un mundo entero, con miles de millones de seres humanos haciendo cada uno quién sabe qué. Volví a mirarte, solo vi tu silueta entre las sombras y pensé en la suerte que tenía(mos) de haber nacido tan cerca, de haber compartido los mismos lugares, de habernos encontrado en un mundo enorme. Me sentí pequeña y grande a la vez: todo lo que había necesitado estaba ahí, conmigo, en mi dormitorio. Ya no anhelaba más y mi dormitorio era enorme para albergarnos a nosotras dos en ese momento en que nada más importaba, en que el mundo estaba en pausa, en el que yo no necesité a nadie más.

En ese momento te amé.


She is my Alex Vause

Me gusta(s)


Descubro en mí un lado que siempre negué, que me aterra, pero no logro siquiera controlarlo: siento celos. Celos que queman por dentro, que no me dejan dormir y me hacen sentir odio cuando te veo. Siento celos de cada cosa que haces en mi ausencia, de cada palabra que te dicen, de cada imagen tuya con gente que yo no conozco.
Soy celosa y no soy capaz de aceptarlo ni de decírtelo. Descubro que no confío en ti, ni en tus palabras bonitas ni en tu sonrisa. Me desconcierta cuando me dices que me amas, me desconcierta decirte que te amo. Me sobrepasa que me abraces al dormir y que no te despegues en toda la noche. Lo bien que me tratas es incluso un tanto loco. Pero me gusta sentir celos y saber que te interesa en lo más mínimo, que solo son cosas mías, que solo me quieres por esta noche.

Sé que tenemos un trato, sé que decidimos no informarnos de lo que nosotras hacemos, pero la incertidumbre me mata. Quiero sentirte mía, dejar de ser celosa, saber con quien dormiste anoche... saber si te gustó. Pero acepté los límites que pusiste.


Me asusta no ser lo más importante, me asusta no poder controlarme.

Fin de la transmisión.

No logras llenar el vacío que tengo, escucho palabras sin sentido y risas estúpidas que solo restan importancia a lo que siento.
Un capricho muy aburrido, un tanto lento, con pausas eternas. No quiero dormir, no quiero hablar, no hay palabras, no hay gestos... esto es distancia.

Me gusta sentirme así, me hace sentir segura.

Ahora no.

Las noches en que conversamos por si te mueres mientras duermes son las mejores. La desnudez le da el toque sutil de confianza que necesitamos.

Ausencia

El tiempo avanza, aunque a ratos tu ausencia me golpea con fuerza en la cara y a ratos no me deja seguir.
Pienso en los últimos momentos: no te dije feliz cumpleaños, no te dije adiós, dije cosas desagradables más de una vez... nunca dije te quiero.
Siento deseos de volver a vernos, de que sea algo trivial, como lo fue en su momento, un saludo sin importancia, quizá daría igual ese feliz cumpleaños que no te deseé, pero cada minuto juntos fue poco y lo perdimos en nada, sin conclusiones. Qué ganas de haberlo sabido y haber aprovechado mejor los momentos, de haberte abrazado más y de haberte llamado ese día.


Las memorias son borrosas, sólo desesperación y decisiones sin sentido.
Es tarde y ya no me lees, pero esto es por ti.